Desde sus kilométricas playas y sus ciudades de pasado marinero a los pueblecitos serranos encalados de tierra adentro, Cádiz provincia nos brinda un mosaico de posibilidades con las que disfrutar de su historia, su cultura, su naturaleza, sus bodegas o su gastronomía. Un lugar maravilloso, que evoca con solo pronunciarlo las leyendas que desde el Nuevo Mundo se trajeron por el mar los galeones, ¡un lugar como no hay dos! La lista de hoy recoge 10 pueblos gaditanos con encanto, aunque sabemos que la cifra podría alcanzar el infinito.
Pasear al atardecer por Bajo de Guía es una experiencia inolvidable. Porque además de presenciar cómo el Guadalquivir desemboca en el Atlántico –algo que convirtió al pueblo en importante centro comercial– disfrutarás de una de las mejores playas gaditanas. Sube al Castillo de la recordada “Duquesa Roja”, recorre los emblemáticos bares de tapas de la ciudad y piérdete por sus blancas callejuelas después de saborear el fino de los finos, el vino manzanilla. ¡No pensarás más que en volver!
Con África a la vista y algunas de las mejores playas del mundo (Valdevaqueros y Los Lances) Tarifa es sin duda una de las mejores apuestas si estás pensando en visitar Cádiz. Porque como villa marinera de pasado mozárabe rezuma historia en sus rincones y además porque tiene a la playa de Bolonia y sus ruinas de Baelo de vecinas. Prepara ya tu equipo de kite surf y ¡vuela al viento de Tarifa!
Uno de los municipios más bonitos de toda Andalucía llama la atención por sus contrastes: por un lado las marismas a orillas del Barbate y su impresionante costa aneja y por el otro el pueblo en sí, antigua frontera con el mundo nazarí. Su conjunto histórico es magnífico pero lo que no podrás borrar de la retina es la vista desde el Castillo de Vejer, que despertará en ti los deseos de ser águila y volar…
Acercarse a la Costa de la Luz y no ir a Conil es una auténtica herejía. Pueblecito marinero por antonomasia –no te pierdas la Ruta del Atún de Almadraba–, Vejer cuenta con casi 15 kilómetros de costa, calas y playas espectaculares como la de los Beteles, la del Castilnovo o la playa de Fuente del Gallo que te esperan para que descanses o practiques tu deporte acuático favorito.
Volvemos a la frontera con el mundo árabe para conocer, entre sierra y playa, el imponente municipio de Arcos. Cruzado por los ríos Majaceite y Guadalete, Arcos de la Frontera te regalará un paisaje de embalses y lagunas de verdadero ensueño, con zonas húmedas que, como no podía ser de otro modo, fueron declaradas hace ya largo tiempo Parajes Naturales. Pero es que además parte de Arcos pertenece al Parque Natural de los Alcornocales y, como pueblo fronterizo que es, otea el horizonte desde un tajo casi imposible que compite con lo monumental de los angostos barrios completamente blancos que en su cima alberga.
Castillos, viviendas trogloditas, tajos, olivares, lomas, cereal… ¡se diría que Setenil lo tiene todo! Y así es. En las inmediaciones de la bella Depresión de Ronda y con la personalidad que le imprime el río Guadalporcún, este municipio debe su curioso nombre al apreciado vino que en su día abrigaron sus famosas cuevas.
Al igual que Arcos, Medina-Sidonia se debate entre el campo, la vega y la sierra en una lucha que no ha ofrecido sino alegrías a sus miles de visitantes. El Parque Natural de Los Alcornocales y la Laguna de Medina son dos de sus reclamos naturales, atractivos que compiten con un centro histórico monumental de pasado fenicio, romano y musulmán en tan buena forma como son el puente o las cloacas romanas.
Si eres amante del senderismo probablemente ya hayas oído hablar de rutas como La Garganta Verde o El Pinsapar que transcurren por los impresionantes alrededores de este magnético pueblo serrano situado en el centro mismo de la sierra de igual nombre. Aquí nace el río Guadalete, que al ir cayendo por los empinados riscos del lugar ofrece parques y parajes naturales de tal belleza que se han convertido en algunos de los más frecuentados. En cuanto al pueblo, declarado Conjunto Histórico-Artístico, vas a tener que venir tú mismo y apreciar lo mucho que tiene de distinto y mágico.
Y siguiendo la Ruta del Toro volvemos al Parque de los Alcornocales para admirar otro de sus pueblos más señeros, Alcalá. Sin faltarle desde luego naturaleza típica andaluza ni castillo, murallas o casitas encaladas que admirar, a Alcalá se viene a comer y a comer bien: pide un gazpacho caliente, un lomo en manteca, carne de jabalí, queso de cabra, espárragos o en fin, elige entre los mil y un productos en que es millonaria esta increíble localidad.
Y dejamos La Janda para terminar nuestro recorrido por Cádiz en el Campo de Gibraltar, lugar donde se esconde una de las joyas gaditanas más cuidadas y valiosas, Castellar de la Frontera. Aparte de la exuberante naturaleza de vocación serrana que lo rodea, aquí podrás conocer de primera mano lo que es un pueblo-fortaleza ya que el medieval Castellar Viejo creció al abrigo de uno de los castillos mejor conservados que tenemos en España.
Viernes, 8 Abril, 2016 - 13:47 por CIT CONIL (no verificado)
Jueves, 14 Abril, 2016 - 12:53 por Paco (La Antilla) (no verificado)
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