Sabiote ocupa una de las zonas del frente norte de la Loma de Úbeda, a 8 Km de ésta y a 15 Km de Baeza, siendo éstos los tres municipios que conforman el llamado Triángulo del Renacimiento Giennense.
En las tierras de esta villa han aparecido vestigios de la Edad de Bronce, y cientos de años después, constituyó uno de los centros urbanos de la colonia romana salariense. Bajo la denominación árabe fue conocida como Sabiyut. Como recuerdo de aquel pasado musulmán se conserva el barrio del Albaicín, uno de los más antiguos de Andalucía. []
Hacia el año 1226 Fernando III “El Santo” reconquista Sabiote otorgándole el Fuero de Cuenca, el cual fue sucesivamente mejorado y confirmado por reyes posteriores. De este Fuero existe un códice en pergamino del S. XIII-XIV y digitalizado, que se guarda en el archivo municipal del Ayuntamiento. En 1537 Carlos V vendió la villa a Francisco de los Cobos, Secretario de Estado y Señor de Sabiote, permaneciendo desde entonces en poder de sus descendientes (los Marqueses de Camarasa) en calidad de Señorío, hasta que éstos fueron abolidos por las Cortes de Cádiz de 1811.
En Sabiote podemos visitar su recinto amurallado el cual ocupa el sector sureste del pueblo. De la vieja muralla que lo rodeaba tiempos atrás podemos ver alzada unas tres cuartas partes con sus correspondientes arcos y torreones. Pegado a la misma, y dentro de dicho recinto, se halla el citado barrio moruno del Albaicín, típicamente medieval, con recoletas calles, algunas con fachadas mudéjares así como varias casas palaciegas del siglo XVI que aún se conservan de la época y que le confieren un especial encanto, como pueden ser la Casa de las Columnas o el Palacio de las Manillas, en suma, calles repletas de historia que transportan a épocas de gran esplendor.
En cuanto a sus iglesias y ermitas destacan la hermosa Iglesia de San Pedro, situada en la Plaza Alonso de Vandelvira, el Convento y la Iglesia de Santa María (actualmente de Ntra. Sra. de La Estrella), los cuales datan desde los siglos XVI al XVIII, y la Ermita del Patronato de la Villa, que se construyó en el siglo XVIII en las afueras del pueblo para trasladar al patrón San Ginés de la Jara desde su vieja ermita.
Sabiote celebra su Feria y Fiestas patronales en honor a San Ginés de la Jara del 22 al 26 de agosto. En ellas es tradicional la subasta de las roscas de pan que los sabioteños han ido depositando sobre el trono del Santo durante su procesión.
Importante es el 1 de Mayo, día de la patrona de Sabiote, donde las carreras de caballos y procesión de la Virgen de la Estrella muestran el sentir del pueblo.
Son de especial relevancia las Fiestas del Medievo que se vienen realizando a principios del mes de Mayo, en honor a la patrona, en las que el pueblo se engalana y adorna, se monta un gran mercado medieval que incluye, además del momento perfecto donde llevarse un recuerdo de la Villa, bailes, batallas, teatros y danzas de las diferentes asociaciones. Una bella plaza del castillo que se llena de visitantes que cubren las barras de las cantinas que sirven los mas variados platos típicos de la zona. Las Carreras de Caballos y la impresionante Batalla de la Serna, completan un fin de semana sumergido en la rica historia del lugar.
Otras fiestas de interés son las diversas romerías como las fiestas de San Antón, San Isidro y la Candelaria y la Semana Santa.
Entre los guisos peculiares están la “sopa de pelo de liebre”, la “ensalada sabioteña”, “ensalada de gazpachos” y el “ajete”.
De la dulcería sabioteña dignos de tenerse en cuenta son los “roscos de blanquete”. También encontramos los “borrachuelos”, las “perrunas”, los “canelos”, los “mantecados de aceite”, “los manchegos o del hoyo”, los “roscos de gachamiga”, las “empanadillas”, las “galletas caseras” y una infinidad de roscos y bizcochos.
Hay que hacer especial mención a las “roscas de San Ginés” y los “roscos de la Candelaria”, típicos de esas fiestas.
En la parte trasera del Castillo existe una zona de vegetación abundante que cubre con pinos la ladera noreste de la cornisa de Sabiote. Aquí, a través de un camino que nos introduce en el pinar tomamos un sendero que lleva a la Fuente de la Corregidora. Durante ese recorrido encontramos en el horizonte un paisaje de olivar, que se ve salpicado por las huertas que existen en paralelo al arroyo. El camino de la Corregidora desciende hasta la fuente que lleva el mismo nombre, una hondonada con una cascada natural, un puente de piedra y una cueva en sus inmediaciones que engalanan aún más la belleza natural de la zona.
A destacar también la Vía Pecuaria del Paso, una de las principales Cañadas Reales incluidas en la lista indicativa de la UNESCO, cuya área recreativa situada a tan sólo tres kilómetros del casco urbano del municipio.
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