Muchos dicen que Las Alpujarras tienen un encanto especial, que producen una sensación mágica, inexpresable que atrapa al visitante. Ya sea por esas espectaculares cimas que se alzan sobre el Mediterráneo, o por la pureza del aire que se respira, o por la variedad de especies endémicas que se encuentran en Las Alpujarras, sea por lo que sea, no cabe duda que esta cordillera te echizará. Y es que hay pocos lugares que combinen la belleza natural de estas montañas con unas costumbres y tradiciones tan arraigadas, y ese cálido sol andaluz.
Situadas a pocos kilómetros de la costa mediterránea, el clima de Las Alpujarras es el clima típico de Andalucía: cálido y soleado con cielos azules y cristalinos durante la mayor parte del año. Se respira un aire puro y limpio y, gracias a la altitud, el calor en pleno verano no es nada opresivo.
El paisaje de Las Alpujarras, es además un paisaje con vida propia que cambia con el paso de las estaciones y de nivel de altitud: las altas montañas nos ofrecen un panorama salvaje y melancólico en invierno, la nieve cubre Sierra Nevada, las lluvias ocasionales enriquecen el color verde de la tierra, y las puestas de sol son todo un espectáculo que, se mejora aún más con una buena copa de vino local delante de un buen fuego de leña por la noche.
Poco a poco el paisaje se tiñe de color a principios de verano con el espectáculo de las hierbas silvestres y las diminutas flores de colores, muchas de ellas endémicas de Sierra Nevada. Las vistas en todas direcciones son siempre espectaculares, pero en un día claro de verano, incluso se pueden ver las montañas Rif de Marruecos, a 200 kilómetros de distancia.
La tranquilidad apacible del otoño viene acompañada de colores cálidos. Las uvas están maduras y las nueces, las castañas y las setas esperan ser recogidas.
Los frondosos bosques de pinos que encontramos en los picos más elevados dan paso a campos de castaños, nogales y cerezos a medida que descendemos, y finalmente se abre ante nosotros un escenario en los valles repleto de árboles de almendras, olivos, vides, naranjas, limones, granadas y membrillos.
Nos puede sorprender además en todo momento, la variada fauna de la zona: cabras montesas, jabalíes, zorros, águilas, perdices, etc. Las mulas y los burros todavía siguen trabajando en el campo, y las ovejas y las cabras pastando en las laderas.
Tras ser expulsados de Granada en 1492, los pobladores árabes se refugiaron en estas montañas y resistieron aquí más de cien años. Su legado aún se percibe en todas partes hoy en día: en la muy particular arquitectura de los pueblos de montaña y en el intrincado sistema de canales de riego que construyeron y que aún se utilizan para mantener el paisaje verde y fértil.
La arquitectura de los pequeños pueblos de montaña es única en Europa y es idéntica a la de los bereberes nativos de las montañas del Atlas del norte de África: viviendas con techos planos y chimeneas prominentes, siempre respetando el medio natural, que parecen deslizarse por las empinadas laderas de Las Alpujarras, conectadas por laberintos de callejuelas estrechas y empedradas. Bubión y Capileira son ejemplos clásicos.
Las Alpujarras ofrecen actividades turísticas para todos los gustos, empezando por una ruta cultural de la histórica ciudad de Granada, y siguiendo con la práctica de deportes de invierno en las instalaciones de primera clase de esquí de la zona norte de Sierra Nevada, pasando por senderismo, cicloturismo, pesca, escalada, todo ello complementado con la insuperable gastronomía andaluza.
No hace falta que vayas demasiado lejos: Las Alpujarras lo tienen todo.
Viernes, 21 Noviembre, 2014 - 20:04 por Eva Castillo (no verificado)
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